La bailaora más destacada de toda la historia del flamenco es, sin duda, la gitana catalana Carmen Amaya, nacida el 2 de noviembre de 1913 en la barriada del Somorrostro de la Barceloneta.
Cuando sólo tenía seis años, su padre se la llevaba por las tabernas, donde bailaba descalza y ya entonces creaba una gran admiración entre el público. Alguno de estos primeros locales que frecuentó fue el restaurante Les Set Portes, la taberna El Manquet, la Casa Escaño, El chiringuito de La Porta de la Pau o El Cangrejo, entre otros.
Cuando sólo tenía seis años, su padre se la llevaba por las tabernas, donde bailaba descalza y ya entonces creaba una gran admiración entre el público. Alguno de estos primeros locales que frecuentó fue el restaurante Les Set Portes, la taberna El Manquet, la Casa Escaño, El chiringuito de La Porta de la Pau o El Cangrejo, entre otros.

La fuente fue esculpida por Rafael Solanic e inaugurada en 1959 en presencia de la misma Carmen Amaya, con este motivo Carmen celebró una función benéfica en el Palacio de la Música Catalana, que registró el mayor lleno de su historia. Una nueva muestra de su genialidad y entrega.
Tres años después de su muerte se inauguró en el Parque de Montjuïc, hoy Jardines Joan Brossa, una escultura en su honor, realizada por Josep Cañas.
Tres años después de su muerte se inauguró en el Parque de Montjuïc, hoy Jardines Joan Brossa, una escultura en su honor, realizada por Josep Cañas.
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